jueves, 23 de junio de 2011

Amor en tiempos de cólera

Análisis de la película.
Amor en tiempos de  cólera.

Florentino Ariza, poeta y trabajador de telégrafos que descubre la pasión de su vida cuando ve a Fermina Daza a través de las ventanas de la villa de su padre. Valiéndose de una serie de apasionadas cartas, Florentino poco a poco consigue despertar el amor en el corazón de la bella joven, pero su padre se enfurece mucho al conocer el asunto y jura mantenerlos separados para siempre. 

Según pasan los años, Fermina se casa con un sofisticado aristócrata, el Dr. Juvenal Urbino, que ha traído el orden y la medicina a Cartagena, poniendo freno a las epidemias de cólera que acosan a la ciudad. El doctor se la lleva a París, donde permanece durante años; para cuando vuelve a Cartagena, casi no recuerda nada de su primer amor. 

Pero Florentino no se ha olvidado de ella. Florentino, que ahora es el próspero propietario de varios barcos, ha tenido una serie de aventuras pero todavía siente gran añoranza por Fermina. Su corazón ha sabido ser paciente, y será capaz de esperar toda una vida para estar con ella. 

domingo, 19 de junio de 2011

No hay lugar en este mundo mamá, en el que pueda caber toda tu lucha. No hay luz suficiente ni sol tan grande que sea capaz de iluminar tus pasos por esta vida. No hay agua ni en ríos ni mares suficiente que puedan enfrentarse a tus lágrimas derramadas. No hay suficiente corazón en mi pecho para agradecerte todo lo que por mi has hecho.
Feliz día de padre mami ♥

viernes, 17 de junio de 2011


Buscándonos

Nadie encuentra lo que no está buscando. No es verdad que las cosas aparecen de pronto; que, sorpresivamente, cuando para la lluvia, vemos una hermosísima flor en el tallo en el que antes no había nada. Allí hubo, por lo menos, un capullo cerrado, algo que estaba por abrirse, por transformarse en flor...

Cuando un hombre encuentra a una mujer, cuando una mujer encuentra a un hombre... los dos estaban buscándose. Por soledad. O por dolor. O por ganas de revivir la vida insuflándole oxígeno a los pulmones. O porque sí. ¿Por qué explicarlo todo? ¿Por qué decir que la causa, el efecto, que la casualidad no existe, que...? Mejor pensemos que lo importante es que, cuando no hay alguien a nuestro lado, no hacemos tostadas (¿para mí solamente? (No...), no gastamos el frasco de perfume, duran menos las latas de atún y más las milanesas en el freezer, compramos con más nostalgia que alegría un ramito de flores para llevar a casa, y estrenamos muy pocas cosas. Se van yendo las ganas, como se va la luz, poquito a poco... Y la noche nos asesta su golpe con el recuerdo, nos envía sus fantasmas más tristes, sus sombras incansables e inclementes. La noche que no termina nunca, que crece, que atormenta, que entrevera nombres, que ronda, que agiganta las lágrimas hasta transformarlas en un océano. Estamos solos porque no hacemos una llamada. Porque no damos el paso que nos acerca. Porque no decimos la primera palabra que se transforme en puente. Nadie encuentra lo que no está buscando. ¿Por qué crees que vos y yo nos encontramos? ¿Desde dónde venías acercándote? ¿Desde cuándo yo esperaba que llegaras? ¿Por qué yo? ¿Por qué vos? ¿Por qué nosotros? ¿Por qué crees que no te desviaste, con otro rumbo, que no fuiste más hacia el sur, o más al norte, o al otro lado del mar incalculable? ¿Por qué pensás que me detuve para que pudieras alcanzarme, extender las dos ramas de tus brazos, abarcarme con toda tu ternura como diciéndome "ahora ya no te parará nada malo, nada triste, nada cruel"; podes dejar de llorar, podes dormir con los ojos cerrados, mansamente y, al despertar, no estarás sola... Nunca más estarás sola. "¿Y yo estaré solo nunca más...?" ¿Por qué? Porque los dos estábamos buscándonos.Porque desde aquella lejana, lejanísima primera vez que nos vimos, quedó un delgado, finísimo, invisible hilo uniéndonos... un hilo que nada puede cortar, un hilo que atraviesa paredes, muros, montañas... un hilo indestructible que no soltaste, que no solté, y que al fin volvió a reunirnos para que la historia termine su retrato, tal vez poniendo un poco menos de tonalidad en la paleta, o distintos colores y brillos, pero retornando a los dos mismos protagonistas.Vos y yo. Regresando. Volviendo al paraíso prometido que salimos a buscar sin saber que lo teníamos tan cerca, debajo de los pies. Cuando un hombre encuentra a una mujer, cuando una mujer encuentra a un hombre... los dos estaban buscándose. Nadie encuentra lo que no está buscando. ¿Me entendés, ahora?

lunes, 13 de junio de 2011

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.